En esta ocasión le encontramos en "El Cerro de la Plata" cuando las fábricas en ruinas acogían el lumpen de la capital, una auténtica "Corte de los Milagros" en lo que hoy es la Estación Sur y el Parque Tierno Galván.
Aceites Barón de Velasco, en el Cerro de la Plata, en la Calle de Luís Peidró. Hacia 1980.
VAGOS Y MALEANTES
En Madrid,
siendo las 6,30 horas del sábado 20 de agosto de 1958 comparecen, de una
parte, el agente de la Policía Nacional D. Emilio Zapardiel Pantoja; y de
otra Ezequiel Sardinas Ruiz, alias El Miserias, hijo de Blas y Petra,
nacido en La Puebla de Montalbán (Toledo), sin domicilio conocido y quien
dice ser D. Manuel María Vázquez de Arduaga y ejercer de catedrático de
Literatura Comparada de la Universidad Complutense de Madrid.
Preguntado
el agente a instancias del Sr. Juez Titular sobre las circunstancias que
condujeron a la detención de los citados individuos, dice que alrededor de
las doce de la noche de autos recibieron denuncia telefónica del vigilante
nocturno de “Lejías Maruxa S.L.” acerca de un grave escándalo procedente del puente
sobre el Arroyo Abroñigal, en las cercanías del paraje denominado Cerro de La
Plata. Que personados los efectivos correspondientes hallaron a los dos
detenidos con evidentes signos de intoxicación etílica y acompañados de otro,
el cual fue identificado como Lorenzo Expósito Sánchez, alias La Loren,
alias La Guarra, siendo conocida su identidad por estar en posesión de
numerosos antecedentes policiales.
Preguntado el agente a instancias del Sr. Juez Titular, dice que el llamado Miserias
intentó agredir al vigilante nocturno citado ut supra mientras le acusaba de
haberles denunciado por venganza, dado que antes de los hechos el vigilante
había resultado perdedor en una partida ilegal de julepe contra los
denunciados en la que, al parecer, habíanse jugado los favores de una prima
del llamado Miserias, la cual pudiera atender al sobrenombre de La
Colgajos, reconociendo el susodicho Miserias, a instancias del Sr.
Juez Titular, el ejercicio de proxenetismo sobre la tal Colgajos;
siendo advertido por ello de la circunstancia agravante que en tal incurriera
al estar dicho ejercicio expresamente tipificado conforme a derecho, el
denominado Miserias responde de forma provocadora e irreverente “Mejor pa
mi, a ver si me vuelven a mandar a la Casa de Templanza y por lo menos como
caliente” (sic)
Prosigue
el agente declarando que mientras El Miserias era reducido por los
efectivos policiales a tal efecto destinados, el que dice llamarse Manuel
María Vázquez de Arduaga profería con gran escándalo gritos subversivos
contrarios al Régimen, exactamente “¡Muera Maura!” (sic). Al ser
preguntado por el Sr. Juez Titular, el susodicho responde que hallábase
recitando fragmentos de la obra de D. Ramón María del Valle Inclán “Luces de
Bohemia” en el papel de Max Estrella, y “que si hubiera sido su intención
atacar al Glorioso Movimiento habría elegido la obra del simpar Francisco de
Quevedo “Miré los muros de la Patria mía” tras lo cual prorrumpe en
una diatriba en la que cuestiona el nivel cultural de los presentes,
empezando por el Sr. Juez Titular, por lo que, dada su actitud
irrespetuosa y contestataria, el Sr. Juez Titular ordena su ingreso en los
calabozos de los juzgados y el inicio de diligencias contra su persona.
Preguntado
el agente a instancias del Sr. Juez Titular sobre el paradero del tercer
miembro detenido en la redada, éste responde que dicho individuo sufrió un
lamentable accidente, al haberse precipitado por la ventana de la dependencia
de Comisaría donde se procedía a su interrogatorio, hallándose en estos momentos
ingresado en un Hospital de la ciudad. Declara el agente que el conocido como
“La Loren” o “La Guarra” ha sido detenido en múltiples
ocasiones por homosexualidad y travestismo. En el interrogatorio mantuvo una
conducta altamente agresiva de palabra y obra, mostrando en varias ocasiones
sus partes pudendas de forma obscena y provocadora, mientras mentaba a los
progenitores de los allí presentes y entonaba coplas por Lola Flores. Hace
constar que el detenido fue conminado a deponer su actitud por los agentes,
viéndose obligados éstos a hacer uso de la fuerza según la normativa vigente.
Preso de la furia y el alcohol, el detenido, sin que los asistentes pudieran
hacer nada por impedirlo, se arrojó por la ventana diciendo “A mí no me
volvéis a mandar a Fuerteventura, asquerosas, que no me gusta el nabo del
Capellán” (sic)
[...]
Lo cual como Secretario doy fe y pongo en conocimiento de la Autoridad
Judicial para la asunción de medidas según lo explicitado en el número
segundo, artículo sexto de la Ley de Vagos y Maleantes de 4 de agosto de
1933, modificada el 15 de julio de 1954.
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